En
el presente trabajo de investigación, tras una pertinente revisión
bibliográfica, se analizará el Femicidio, desde una mirada de la ciencia de la
salud.
Antes
de dar a conocer las ideas centrales que se desarrollan más adelante, es
importante dar cuenta que el Femicidio, según El Servicio Nacional de la
Mujer "es el homicidiocometido contra la mujer que es o ha sido cónyuge o conviviente del autor del crimen. En Chile es castigado con condenas que pueden ir de quince años y un día de cárcel, hasta el presidio perpetuo calificado" /SERNAM: Femicidio)
La
investigación de este tema de violencia de género, nos permite conocer quiénes
son las víctimas, cuáles son sus conductas y necesidades, qué piensan, para
asegurar y responder a las demandas de protección y seguridad, ejercicio de sus
derechos, entre otras más.
La estructura del presente trabajo, consta
inicialmente de la presentación del problema a investigar, una revisión
teórica, legislación, estado actual, entre otras, con el fin de proporcionarle
al lector un exhaustivo entendimiento del tema a tratar.
Finalmente,
se concluye integrando las ideas más destacadas y reflexiones personales con
respecto al Femicidio, relacionándolo con los fundamentos conceptuales de la
Terapia Ocupacionale incluyendo además la visión que tenemos como futuros
terapeutas ocupacionales del tema en cuestión.
El Femicidio era antes un tema oculto en las sociedades modernas, pero luego con el tiempo fue siendo vulgarmente aplicable esta palabra, la cual no era legal ya que si no estaba tipificada en el código penal, lo que refiere a no tener sanción para aquellos que atentan contra sus parejas, con el fin de asesinarlas, entonces se le aplicaba la ley general del homicidio y/o podrían salir ilesos del conflicto.A través del tiempo, dentro de los grandes aportes del feminismo en el siglo XX está el hecho de reconocer la violencia de género contra las mujeres y definirla jurídicamente para que así los Estados realicen acciones para prevenirla, atenderla, sancionarla y erradicarla.En América Latina la Convención para Prevenir, Sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres ha sido un gran avance en la legislación del femicidio donde el artículo 1 de esta convención señala: “Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. (Crónica Digital: Las Dramáticas cifras del femicidio en Chile, 2014)En 1980 se realizó una Conferencia Mundial de la Mujer donde se adoptó la problemática “La mujer maltratada y la violencia en la familia” y en la III Conferencia Mundial de la Mujer se establece como prioridad la eliminación de la violencia contra la mujer y la familia en la sociedad.Gracias a esto, los derechos de las mujeres han ido avanzando gracias a la presión política y con distintas argumentaciones con el fin de garantizarles dentro del estado, así como también dentro de la sociedad.Estos demuestra los grandes pasos y aportes que permiten ver a la mujer maltratada como víctima, lo que lleva a reconocer que la violencia es un problema de derechos humanos que tiene su origen en la estructura misma de la sociedad, donde se reafirma que este tipo de violencia es una forma de discriminación que les impide gravemente a las mujeres que gocen de la libertad y derechos, que les pertenece.Sin embargo, a pesar de años de lucha en busca del reconocimiento de las mujeres como seres capaces de elegir y decidir, se ve obstaculizado por las agresiones y maltratos que reciben, considerándolas como personas inferiores e incapaces. En este caso, los hombres hacen prevalecer su posición dominante y el machismo, que se hace presente desde la infancia, es uno de los factores determinantes en la violencia por parte del género masculino que es influenciada por la sociedad la cual nos presenta una imagen de hombres superiores fuertes que mandan sobre la mujer, entonces un pensamiento contrario puede generar en el hombre un resentimiento con esa rebeldía de la mujer de “querer ser lo que la naturaleza le ha negado“, llegando a extremos de violencia, maltrato y asesinato.
Consideramos primordial, dar a conocer al lector en qué
consiste propiamente tal la violencia contra las mujeres, para luego enfatizar
en el cómo prevenirlo y cuál es su estado actual en Chile.
La Convención Interamericana al igual que la CEDAW es un
instrumento jurídico, el cual en su
artículo 1 presenta la siguiente definición de violencia contra la mujer:
“Cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público
como en el privado.” (Organización de los Estados Americanos).
Se entenderá que la violencia contra la mujer incluye la
violencia física, sexual y psicológica; “que tenga lugar dentro de cualquier
relación interpersonal, ya sea que el agresor compartido el mismo domicilio que
la mujer y que comprende, violación, maltrato y abuso sexual; que tenga lugar
en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende,
violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada,
secuestro, y acoso sexual en el lugar de trabajo, también en instituciones
educativas, establecimientos de salud; y que sea perpetrada o tolerada por el
estado o sus agentes, dondequiera que ocurra”. (Organización de los Estados
Americanos)
El Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM: Femicidio)entrega, vía internet, un compilado de preguntas con sus respectivas
respuestas, sobre qué es la violencia contra las mujeres, qué hacer en caso de
violencia, entre otras.
¿Qué es la Violencia contra las mujeres?
Las mujeres, sólo por el hecho de ser mujeres, viven diversas
formas de violencia de parte de sus parejas o de su entorno que van desde el
control hasta la agresión física. Esto se justifica porque en muchas culturas,
incluida la chilena, todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar
la libertad y la vida de las mujeres.
¿Qué mujeres se ven afectadas por la violencia?
La violencia afecta a mujeres de cualquier edad, condición
económica y social y de cualquier religión. Puede ocurrir al interior de la
pareja, en el trabajo, en los lugares de estudio y en los espacios públicos.
¿Qué se entiende por violencia física?
Son todas las formas de agresión a las mujeres que van desde
los empujones y zamarreos, tirones de pelo, pellizcos, apretones, golpes de
puño y patadas hasta los golpes con objetos. La forma más fuerte de agresión
física contra una mujer es el femicidio.
¿Qué es la violencia sicológica?
Cuando se intenta controlar a una mujer mediante amenazas,
humillaciones y presión emocional con el propósito de hacerla sentir insegura y
sin control sobre su vida y decisiones.
¿Qué se entiende por violencia sexual?
Cuando una mujer es obligada, mediante la fuerza física o
amenazas psicológicas, a tener relaciones sexuales o a realizar actos sexuales
que le resultan humillantes o degradantes.
¿Por qué se habla de violencia económica?
Cuando se intenta controlar a la mujer a través de la
entrega del dinero necesario para su mantención personal y/o de las hijas o
hijos, o de otras personas que integran la familia. También constituye
violencia económica cuando se apropian del dinero que ganó la mujer con su
trabajo.
¿Qué es el acoso sexual?
Cuando a una mujer se le exigen favores sexuales a cambio de
su permanencia en el trabajo o su condiciona su ascenso o cualquier mejoría
laboral. También ocurre en los lugares de estudio, cuando se condicionan notas
o pasar de curso a cambio de acceder a las peticiones de un profesor o
director.
¿Qué se entiende por hostigamiento y/o agresión en los
espacios públicos?
Casi todas las mujeres, de distintas edades y condición
social, han sido molestadas y/o agredidas en la calle, en el transporte público
e incluso en su trabajo. Con el pretexto de un "piropo" o que la
mujer sería atractiva se les dicen groserías, o se justifican
"agarrones" y manoseos.
¿Cómo protegen las leyes a las mujeres contra la violencia?
La ley de Violencia Intrafamiliar (ley 20.066) protege a las
mujeres del maltrato que afecte sus vidas o su integridad física o psíquica al
interior de la familia o al interior del matrimonio. Esta ley deberá ampliarse de modo de proteger más a las
mujeres antes las distintas formas de violencia, más allá del contexto
familiar.
¿QUÉ HACER EN CASO DE VIOLENCIA?
1. Violencia que provoca lesión o que consiste en el delito
de amenazas
• Constate lesiones en el consultorio o Servicio de Salud.
Pida el certificado que constate las lesiones.
Puede denunciar ante la Policía o Fiscalía del Ministerio
Público.
• También puede denunciar una persona distinta de la
víctima. Su identidad será mantenida en reserva por la Policía.
2. Violencia Psicológica o que no provoca lesiones
• Puede denunciar en la Policía o en los Juzgados de Familia.
• También puede denunciar una persona distinta de la
víctima. Su identidad será mantenida en reserva por la Policía
• Si el Juez/a de Familia estima que se ha ejercido
violencia en forma habitual, debe enviar los antecedentes al Ministerio Público.
PROTECCIÓN A LAS VICTIMAS
1. Los jueces de familia deben dar protección a las víctimas
y al grupo familiar y velar por su subsistencia económica e integridad
patrimonial.
2. Los fiscales deben dar protección a las víctimas.
3. El Juez o Jueza tiene el deber de otorgar medidas de
protección a la víctima, como las siguientes:
• Prohibir, restringir o limitar la presencia del agresor en
el hogar común.
• Ordenar el reintegro al hogar de quien injustificadamente
haya sido obligado(a) a abandonarlo.
• Prohibir o limitar la presencia del ofensor en el lugar de
trabajo de la denunciante.
• Prohibir a quien ejerce la violencia acercarse al
establecimiento educacional donde asisten sus hijo/as.
• Prohibir al agresor portar armas de fuego.
SITUACIONES DE RIESGO
1. Con el sólo mérito de la denuncia, el tribunal debe
adoptar medidas de protección cuando exista riesgo de que sucedan actos de
violencia intrafamiliar.
2. Se presume que existe riesgo inminente cuando el agresor
ha intimidado a la víctima, ha sido denunciado o condenado por violencia
intrafamiliar, tiene antecedentes de personalidad violenta, drogadicción,
alcoholismo o procesos pendientes o condenas por delitos contra las personas,
sexuales o sobre control de armas.
3. Debe protegerse especialmente a las víctimas embarazadas,
con discapacidades o vulnerables.
MAYORES ATRIBUCIONES POLICIALES
En casos flagrantes de violencia intrafamiliar, la policía
debe:
1. Entrar a un domicilio sin orden judicial previa y detener
al agresor
2. Detener al agresor sorprendido quebrantando la
prohibición de acercarse a la víctima o de ingreso a su domicilio.
¿Cómo actuar si el agresor no respeta la medida de
protección decretada por el juez o jueza?
1. Llamar a Carabineros, 149, ya que ellos tienen la obligación de detener
al agresor que incumpla las órdenes del Tribunal de Familia o del Fiscal que
investigue el caso.
2. Es recomendable tener a mano una copia de la resolución
judicial que indica la medida de protección para mostrársela a Carabineros y
agilizar su trabajo.
3. El juez o jueza podrá ordenar el arresto hasta por 15
días del agresor que incumpla las medidas de protección. Mientras, envía los
antecedentes al Ministerio Público para que éste sancione al agresor con una
pena de cárcel que puede ir de 541 días a cinco años y un día, dependiendo del
caso..
Particularmente en Chile la
denuncia del femicidio ha sido muy reciente y se ha hecho presente mediante
campañas, redes, organizaciones sociales y la ONG.
De acuerdo a estudios existentes,
en Chile una mujer que sufre constantemente violencia se demora aproximadamente
siete años en hacer una denuncia, y las causas por las que no una mujer no lo
hace son el miedo, amenazas, vergüenza y porque creen que las cosas pueden
mejorar.
Un 31,9% de las mujeres entre 15
y 65 años, declara haber sufrido alguna forma de violencia por algún familiar,
pareja o ex pareja, alguna vez en su vida. El 74% de ellas indica que la
recibió de parte de su pareja o ex pareja.
De las mujeres que sufrieron
Violencia Física en los últimos doce meses, sólo el 36% hizo una denuncia y de ellas el 41% desistió.
Del 64% de las mujeres que no
realiza la denuncia, el 24,5% reconoce que es por miedo a las reacciones del
agresor.
Respecto a la ViolenciaPsicológica, sólo el 27% de las mujeres hizo una denuncia durante el último año
y la mitad de ellas no siguió el proceso. Del 72,4% que no denunciaron, un
34.5% no lo hizo porque niegan los hechos de violencia y creen que fue algo serio
y que no volverá a ocurrir.
Por otra parte, las mujeres que
han sido víctimas de Violencia Sexual, un 88% no realiza la denuncia por
vergüenza a contar la situación, y del 12% que sí denunció, el 67% de ellas
desistió.
El factor común en todas las
mujeres que han sufrido algún tipo de violencia, es que piensan que las cosas
podrían mejorar, la cual las hace no denunciar, lo que lleva a una permanente
justificación de las víctimas que siguen en este círculo de violencia, y que
impide tomar conciencia del riesgo en el cual viven y las acciones que se
podrían tomar.
Las estadísticas demuestran que
la mayoría de los ataques se producen al interior del domicilio común, cifra
que durante 2013 alcanzó el 52,5% y durante 2014 alcanza a seis (6) femicidios consumados,
llegando al 54,5% en lo que va del año, contradiciendo la creencia que el lugar
más peligroso para las mujeres es la calle.
Mientras que la mayoría de los
ataques se producen con arma blanca, 18 en 2013 y 8 durante 2014, la
utilización de armas de fuego ha presentado un aumento sustancial, pasando de
cinco (5) en 2011 y siete (7) en 2012 a 11 en 2013. La tercera causa de muerte
es por asfixia o estrangulamiento, la que también muestra un aumento respecto
de años anteriores: dos (2) 2011, cuatro (4) 2012 y cinco (5) en 2013.
martes, 7 de octubre de 2014
"SERNAM lanzó nueva campaña contra
la violencia hacia las mujeres y femicidios"
La ministra llamó a la comunidad
a involucrarse y estar alerta a las señales que dan las mujeres que viven
violencia.
por A. Baeza - 07/11/2014
“El 25 de noviembre es el Día
Internacional en contra de la violencia hacia las mujeres y queremos que no
sólo sea un día o un mes de sensibilización, sino que, en la medida que vayamos
avanzando en el cambio cultural, transformarlo en un tema de preocupación y
ocupación los 365 días del año”, dijo la ministra del Sernam, Claudia Pascual,al lanzar la campaña “Mujeres, es nuestro derecho vivir sin violencia".
"Lo que buscamos, más que un
impacto publicitario, es sensibilizar a
la ciudadanía, para que la sociedad en su conjunto sea capaz de reconocer las
señales que entregan las mujeres que viven violencia en nuestro país. Es un
llamado a que la gente se involucre y actúe, que acompañe y ayude a las mujeres
que viven violencia, porque este es un problema cultural y estructural de
nuestra sociedad”, explicó.
La ministra Pascual indicó que
“no podemos sólo ocuparnos cuando ocurre una grave agresión y se trasforma en
un femicidio o un femicidio frustrado. Tenemos que estar alerta mucho antes,
acompañar estos procesos, porque una mujer que está sufriendo violencia, no
sufre sólo un evento, sino que son años de violencia, años de aislamiento, de
no tener respaldos, y los acompañamientos son muy necesarios para poder
denunciar, para poder tomar cartas en el asunto".
Para la ministra del Sernam, el
llamado es a que," como comunidad, como sociedad, y por supuesto que desde
las políticas públicas también, entendamos que el problema de la violencia
contra las mujeres no es un problema solo de las mujeres o del Sernam. Es un
problema del conjunto de la sociedad y de nuestro país, y por tanto nos toca no
sólo al gobierno, sino también a la comunidad en su conjunto, a todas y todos”.
OFERTA DEL SERNAM
Respecto de la oferta del
Servicio Nacional de la Mujer a las mujeres que viven violencia, destacó el
teléfono de ayuda y de orientación exclusivo para los temas de violencia contra
las mujeres: 800 104 008.
Asimismo, recordó que existen 96
Centros de la Mujer a lo largo de todo el país, que hacen prevención y entregan
atención psicológica y legal ambulatoria a mujeres que viven violencia, y 24 Casas de Acogida para mujeres que se
encuentran en situación de riesgo grave y/o vital a causa de violencia. A eso
se suma la instalación de 25 nuevas Casas en distintas regiones
comprometidas en el programa de gobierno
de la Presidenta Bachelet. Informó que en las próximas semanas se inaugurarán
las primeras cuatro casas comprometidas para el 2014.
"Tenemos también centros de
atención para hombres agresores, los HEVPA, con uno en cada de región del país.
Tenemos también tres centros de atención de violencia sexual y una casa de
trata de personas. A eso se suma el teléfono con un dispositivo de emergencia
para mujeres que están en peligro, que les permite comunicarse rápidamente
tanto con Carabineros, Investigaciones o la Fiscalía para acudir rápidamente en
su protección”, destacó la Ministra.
Hasta la fecha, 35 mujeres han sido asesinadas
en femicidios consumados y 89 han sobrevivido a un femicidio frustrado. En el
año 2013, hubo 40 mujeres asesinadas por
femicidio y 78 mujeres que sobrevivieron a un femicidio frustrado.
"En Chile cada año cerca de 250 mil mujeres se convierten en
madres. De esas, se estima que cerca del 92 por ciento sufrió algún tipo de
maltrato por parte del personal de salud. Calladas e invisibilizadas durante
décadas, las mujeres están empezando a hablar las cosas que pasan dentro de las
salas de parto"
Claudia está aterrada, llora tras de tres días con
contracciones y nueve horas de trabajo de parto. Está demasiado cansada para
pujar. La matrona le dice que no lo hace bien (pujar) y que, si no lo hace
bien, se le va a morir la guagua adentro. Claudia está empapada de sudor, su
hijo de 33 semanas de gestación será prematuro y ella no está preparada para
esto. Toma aire y puja con el terror de parir un niño muerto.
La matrona empuña unas tijeras quirúrgicas y corta la vagina
de Claudia, quien, en medio del llanto, se siente incapaz de dar a luz. Otra
matrona, sin preguntarle ni avisarle,
apoya el codo entre las costillas
y le empuja el vientre hacia abajo. Ese sonido sería lo último que
escucharía Claudia antes de que el llanto de su hijo llenara todo el lugar.
Claudia, 24 años, disñadora gráfica, no puede recordar su
parto sin sentirse impotente. Dice que es primera vez que lo habla con alguien,
y que es una herida abierta en ella: “Si viera ahora a la matrona le diría que
es una perra carnicera (…) Tengo mucha pena, nunca en toda mi vida me habían
tratado así”, declara entre lágrimas.
Para la diseñadora, lo suyo no fue simplemente una mala
práctica del equipo médico, sino que se trata de un tipo específico de
violencia contra las mujeres, no reconocida por el ordenamiento jurídico nacional:“Yo fui víctima de violencia obstétrica y no hice nada porque no
sabía que eso existía. Creí que era lo normal y lo acepté. Me di cuenta que era
violencia cuando llegue a mi casa y empecé a leer sobre los procedimientos. Fui
muy ignorante y permití que me maltrataran en el momento que se supone debía
ser el más lindo de mi vida”, afirma.
Apropiación del cuerpo
En la única definición oficial que existe, la ley de
Venezuela define violencia obstétrica como "la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por
prestadores de salud. El trato jerárquico deshumanizador, el abuso de
medicalización y la patologización del proceso natural de gestar y parir, son
algunas de las manifestaciones de este tipo de agresiones"
En el plano físico, una cesárea sin justificación
estrictamente médica, el tacto realizado por más de una persona, laepisiotomíade rutina, el uso de fórceps sin estricta necesidad o consentimiento, la
realización de la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia,
son las más comunes representaciones de esta violencia.
Desde el punto de vista psicológico se produce con la
utilización de lenguaje inapropiado, burlas sobre el estado o cuerpo de la
mujer o su hijo, críticas por manifestar emociones como alegría o dolor y,
sobre todo, la imposibilidad de plantear temores e inquietudes durante el
proceso de embarazo y parto.
Michelle Sadler, antropóloga médica especialista en
antropología del nacimiento y académica de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de Chile, fue pionera en el estudio de la violencia obstétrica
en el país. Su tesis de pregrado titulada: "Así me nacieron a mi
hija", sistematizó el estado del
nacimiento en Chile.
Desde esta publicación del año 2003 se entiende la violencia
obstétrica ya no como una mala práctica individual, sino como práctica
generalizada instaurada desde el paradigma médico.
En opinión de Sadler, la violencia obstétrica sería un
fenómeno relativamente reciente y derivaría del proceso de medicalización del
parto.
El punto clave
estaría en el traslado del parto desde el hogar al hospital: “Donde antes
participaran familiares y amigos, hoy participa el personal médico. Si antes
había una jerarquía equilibrada entre los participantes, hoy se aprecia una
hegemonía del conocimiento médico. Donde se utilizaran métodos naturales, hoy
se privilegia el empleo de sofisticada tecnología”, se puede leer en su tesis.
Estas prácticas se sustentarían en lo que la investigadora
estadounidense especialista en antropología de la reproducción, Robbie
Davis-Floyd llama “Modelo tecnocrático del nacimiento”. Este paradigma del
cuidado de la salud se caracteriza por una fuerte orientación hacia la ciencia,
alta tecnología, intereses principalmente económicos, e instituciones
gobernadas por un poder patriarcal.
Maniobra Kristeller
Durante el 2010 y 2011, un grupo de investigadoras de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile estudiaron a un grupo de 508
mujeres que tuvieron sus partos en dos servicios de salud del sistema público
chileno. El estudio titulado "Assessment of the implementation of the
model of integrated and humanised midwifery health services in Santiago,
Chile", arrojó que el 92,7% de los partos fue intervenido médicamente a
través del uso de oxitocina sintética, anestesia epidural y rotura artificial
de membranas, contraviniendo las Recomendaciones para el Parto Humanizado de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Manual de Atención Personalizada
del Proceso Reproductivo del programa gubernamental Chile Crece Contigo.
Gonzalo Leiva, matrón, magíster en Administración en Salud y
académico de la Escuela de Obstetricia de la Universidad de Santiago, dice en
su columna "Violencia Obstétrica: una violencia de género
invisibilizada", que tanto en el
sistema público como en el privado, casi la totalidad de los partos son
intervenidos por igual. A su juicio, durante el proceso del nacimiento los
esfuerzos se concentran en intervenciones técnicas que dejan de lado el manejo
espontáneo y fisiológico de un proceso que aproximadamente en el 85 por ciento
de los casos ocurre o, al menos, debería ocurrir de manera natural.
Respecto de la mencionada Maniobra de Kristeller, según el
manual de la OMS del año 1996 "Cuidados en el parto normal. Una guía
práctica", la maniobra consiste en presionar el bajo fondo del útero con
el fin de acelerar la etapa de expulsión y señala: “A veces se realiza justo
antes de dar a luz y otras desde el comienzo de esta fase. Esta práctica,
aparte de acarrear molestias maternas, puede ser dañina para el útero, el
periné y el propio feto, aunque no existen estudios al respecto. La impresión
general es que se usa con demasiada frecuencia, no estando demostrada su
efectividad”.
Fuera de la Ley
Venezuela fue el primer país del mundo en reconocer la
violencia obstétrica y otorgarle tratamiento jurídico. En 2007 se promulgo la
“Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia”,
que en su artículo 51 define el concepto de violencia obstétrica y establece
sanciones administrativas a quienes la ejerzan.
En el caso de Argentina, el concepto fue tipificado en 2009
en el artículo 6, sección e) de la ley 26.485 de Protección Integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Lo que complementó la ya
existente ley 25.929 sobre nacimiento humanizado.
En abril de este año, el senado mexicanoaprobó tres
dictámenes que modificaron el artículo 6 de la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, tipificando como delito toda acción u
omisión por parte del personal médico y de salud que dañe, lastime, denigre o
cause la muerte a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio.
En nuestro país, no existe una definición, ni otra clase de
procedimiento específico para estos casos. Ni siquiera para aquellos en que se
contraviene directamente evidencia científica y recomendaciones del propio
Ministerio del Salud.
El Código de ética del Colegio de Matronas no la menciona en
ninguno de sus puntos y la Sociedad Chilena de Ginecología y Obstetricia, a
través de comunicados emitidos por su presidente, Mauricio Cuello, ha criticado
todas las formas de violencia contra las mujeres, excepto la obstétrica.
Tampoco el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) la ha incluido en la campaña
nacional que apuesta a visibilizar la violencia de género.
Lo único que pueden
hacer las mujeres que han sufrido violencia obstétrica es invocar la ley 20.584en un procedimiento administrativo (ver recuadro 2).
El problema, según explica María del Pilar Plana, licenciada
en antropología y académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de
la Universidad Mayor, es que esta ley
toma el maltrato vivido como un hecho aislado, “como una excepción producto del
descuido o la negligencia, lo que minimiza su envergadura y naturaleza como
forma sistemática de violencia de género”.
Inne-Cesáreas
Jocelin tenía 20 años y tuvo su parto en el Hospital del
Profesor: “A las 38 semanas, el ginecólogo
me dijo que mi hijo ya estaba listo para nacer. Me hicieron depilarme, usar
enema y oxitocina sintética. Desde las 9 de las mañana y hasta las 5 de la
tarde me hicieron tacto cada una hora. Matronas y practicantes no tuvieron
ninguna consideración, fueron muy brutos e irrespetuosos. Finalmente llega el
médico y me dice que me va a hacer una cesárea porque no estoy dilatando bien y
mi hijo no baja. Nosotros, sin conocimientos y con miedo, aceptamos. Mi guagua
nació entre chistes y comentarios sin
sentido del equipo médico. Yo estaba amarrada de ambas manos, lo pusieron junto
a mí un par de segundos y se lo llevaron. Pasarían unas 2 horas antes de
volverlo a ver”, relata.
La operación de Jocelin, es lo que conoce como “cesárea
innecesaria”, es decir, una cesárea que se realiza sin causas médicas de peso,
normalmente para comodidad del equipo médico.
“Me sentí tonta, incapaz de
parir a mi hijo y la lactancia se me hizo muy complicada. La
desconfianza que generaron en mi misma los médicos fue muy intensa y siento que
se pasaron a llevar mis derechos al no informarme sobre las procedimientos y,
sobre todo, al programar una induccióny después una cesárea sin ninguna
justificación”, señala Jocelin.
Chile presenta una de las tasas de cesáreas más altas del mundo. Entre los años 2000 y
2010 ocupó el cuarto lugar a nivel mundial, con un 40,6 por ciento de partos
vía cesárea, sólo detrás de Chipre, Brasil y República Dominicana, según cifras
de la OMS.
Según los números de 2013 presentados por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en nuestro país el
porcentaje de cesáreas en el sistema privado bordea el 66% y un 37,4% en el
público. El alto índice convierte a Chile en el tercer estado miembro con más
cesáreas, sólo después de México y Turquía. Esta cifra contrasta con el 15%
recomendado por la OMS.
El índice de cesáreas también contrastaría con las bajas
tasas de mortalidad materna, las cuales, según un estudio colaborativo
realizado por Iniciativa Chilena de Investigación en Mortalidad Materna,
alcanzaría apenas el 16,5%, dos puntos bajo el porcentaje alcanzado por Estados
Unidos.
Gonzalo Leiva aclara que no se trata de una cruzada en
contra de todas las cesáreas, pues
reconoce que esta operación ha permitido salvar miles de vidas desde que se
realiza. El problema estaría en su utilización indiscriminada, y en que sea
utilizada para ordenar las agendas de matronas y ginecólogos.
Ibone Olza, psiquiatra perinatal e investigadora española
especialista en neurobiología, señala en su libro "¿Nacer por cesárea?
Evitar cesáreas innecesarias. Vivir cesáreas respetuosas", que la
diferencia entre un parto normal, una cesárea de urgencia y una programada, es
sumamente relevante y tendría importantes repercusiones psíquicas:
“Al no haberse desencadenado el parto las hormonas tampoco
han hecho su trabajo, no hay transición, de estar embarazada se pasa a estar en
una sala de reanimación con la tripa cosida… Algunas madres atraviesan un
verdadero shock psíquico en los días siguientes a la intervención. Externamente
aparentan normalidad, se ocupan de su hijo y reciben a las visitas con
naturalidad. Sin embargo, la procesión suele ir por dentro y a veces les cuesta
creer que el embarazo ha terminado y que no ha habido un parto”.
El pequeño corte
Era 17 de septiembre y el médico de Paulina le rompió la
bolsa. Tenía 38 semanas de embarazo y le
dijo que su hijo ya no necesitaba estar más en su vientre, así que era mejor
sacarlo: “Si tu hijo no quiere salir, te hacemos una inducción”, le dijo.
Paulina iba en ocho centímetros de
dilatación, cuando el médico le practicó la Maniobra de Kristeller: “Se subió
encima de mi barriga para empujar al bebé, y me hicieron una episiotomía sin
consentimiento. Cuando mi pequeño salió, quise correr la cortinilla para
mirarlo, pero la anestesista me lo impidió. Hasta el día de hoy no sé por qué
no me dejaron verlo de inmediato cuando salió”, relata.
Según el Manual de atención personalizado en el proceso
reproductivo, elaborado por el programa Chile Crece Contigo y el ministerio de
Salud (Minsal), publicado en 2008, la episiotomía consiste en “el agrandamiento
del orificio vaginal mediante una incisión de periné durante la última parte
del periodo expulsivo”.
La realización rutinaria de una episiotomía es considerada como
dañina, porque crea una incisión quirúrgica de una magnitud mayor que lo que
muchas mujeres podrían haber experimentado si no se hubiese realizado. Sin
embargo, el "Manual de Diseño de espacios y objetos para el parto
integralrealizado" en conjunto entre la Pontificia Universidad Católica de
Chile y el Minsal, señala que en Latinoamérica la tasa de episiotomía alcanza
el 80 por ciento de los partos naturales. Estas cifras contrastan
dramáticamente con países como Dinamarca y Suecia que alcanzan el 6 y 7 por
ciento respectivamente y con el 20 por ciento recomendados por la OMS
Rocío Cáceres, licenciada en antropología y miembro de la Red Latinoamericana y del
Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento RELACAHUPAN, señala que
el asunto de la episiotomía es la prueba fehaciente de que este tipo de
violencia no es un meramente procedimental: “El nacimiento se transforma en un
acto ritual, donde se vuelve necesario despojar a la mujer de su poder y de su
sexualidad. Practicar una episiotomía es más que procedimiento, es mutilación
genital. La violencia obstétrica, no es sino la reproducción del sistema
patriarcal”
TEST DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA
Mientras estabas internada en la clínica u hospital, con contracciones de trabajo de parto,
1. ¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de tu comportamiento?
2. ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando?
3. ¿Fuiste criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría, durante el trabajo de parto y/o el parto?
4. ¿Te fue difícil o imposible preguntar o manifestar tus miedos o inquietudes porque no te respondían o lo hacían de mala manera?
5. ¿Se realizaron alguno o varios de los siguientes procedimientos médicos sin pedirte consentimiento o explicarte por qué eran necesarios? Rasurado de genitales – Enema – Indicación de permanecer acostada todo el tiempo – Rotura artificial de bolsa – Administración de medicación o goteo para “apurar” el parto – Tactos vaginales reiterados y realizados por diferentes personas – Compresión del abdomen en el momento de los pujos – Episiotomía – Cesárea – Raspaje del útero sin anestesia
6. En el momento del parto, ¿te obligaron a permanecer acostada boca arriba aunque manifestaras tu incomodidad en esa posición?
7. ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según tus necesidades?
8. ¿Se te impidió estar acompañada por alguien de tu confianza?
9. ¿Se te impidió el contacto inmediato con tu hija/o recién nacido antes de que se lo llevara el neonatólogo para control? (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle, darle el pecho, etc.)
10. Después del parto, ¿Sentiste que no habías estado a la altura de lo que se esperaba de ti (que no habías “colaborado”)?
11. Podrías decir que la experiencia de la atención en el parto ¿te hizo sentir vulnerable, culpable o insegura?
"Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es SÍ
Fuiste víctima de violencia obstétrica"
Fuente: Colectiva Maternidad Libertaria
¿QUÉ HACER EN CASO DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA?
Escribir un relato de
la violencia obstétrica y su contexto de realización, de la manera más
detallada posible.
Hacer llegar el relato acompañado de una carta formal donde
se solicite una sanción específica a la dirección de la clínica u hospital.
Existe registro de al menos dos casos, en que las mujeres denunciantes, además
de indemnización pecuniaria y disculpas, han exigido que los responsables del
abuso asistan a cursos para aprender sobre violencia obstétrica y parto
humanizado.
En caso de no recibir
respuesta, o de que esta no sea satisfactoria:
En el caso de que el
prestador de salud sea público, dirigirse a la Oficina de Información, Reclamos
y Sugerencias OIRS del Ministerio de Salud y poner un reclamo invocando la ley
20.584 Sobre derechos y deberes de los pacientes. También puede hacerse
mediante la páginahttp://oirs.minsal.cl/
En el caso de que el
prestador de salud sea privado, puede solicitarse una mediación o interponer
una denuncia en la Superintendencia de
Salud.